Desde hace lustros ejerce el periodismo, ha dirigido varias revistas culturales (Lux Daemoniorum, Paréntesis o Papeles de Zabalanda) y colaborado en otras de campanillas. Es autor de cientos de artículos, una veintena de libros: Manuel Iradier, un explorador de quimeras; De techo y olla; El señor de Itzea; Geografía de la Memoria. Aventureros, exploradores y viajeros vascos; De comerse el mundo (Laertes), etc. Vive a caballo entre Vitoria-Gasteiz y su refugio navarro y, cuando puede, se dedica a leer, compartir almuerzos-copas-tertulias con sus amigos, escribir, dar conferencias..., y darse una vuelta lejos de casa. Con o sin seudónimo sigue haciendo de las suyas, tanto en los medios que le dan la paga como en otros de diverso alcance. De mayor quisiera ser contador de historias, cronista de su tiempo. En marzo de 2014, recibió su premio más estimado: Papeles de Zabalanda.
Desde hace lustros ejerce el periodismo, ha dirigido varias revistas culturales (Lux Daemoniorum, Paréntesis o Papeles de Zabalanda) y colaborado en otras de campanillas. Es autor de cientos de artículos, una veintena de libros: Manuel Iradier, un explorador de quimeras; De techo y olla; El señor de Itzea; Geografía de la Memoria. Aventureros, exploradores y viajeros vascos; De comerse el mundo (Laertes), etc. Vive a caballo entre Vitoria-Gasteiz y su refugio navarro y, cuando puede, se dedica a leer, compartir almuerzos-copas-tertulias con sus amigos, escribir, dar conferencias..., y darse una vuelta lejos de casa. Con o sin seudónimo sigue haciendo de las suyas, tanto en los medios que le dan la paga como en otros de diverso alcance. De mayor quisiera ser contador de historias, cronista de su tiempo. En marzo de 2014, recibió su premio más estimado: Papeles de Zabalanda.